Un turista, en Las Vegas, entra en un casino y se queda asombrado al ver, en una mesa de póquer, que junto a los jugadores hay un perro. Se aproxima y le dice a un jugador:
- Ha de ser un perro muy inteligente para poder jugar con ustedes ¿no?
- ¡Pues no, no demasiado!, piense que cada vez que tiene un buen juego se traiciona moviendo el rabo.
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